La cantidad de sal que consume un niño influye directamente en el número de refrescos que toma al día. Esta afirmación, que a priori parece una perogrullada (la sal provoca sed y para acabar con ella tenemos que beber) ha sido la conclusión de un estudio que demuestra que los niños prefieren beber Coca Colas y similares que agua para aplacar esa sed.
El estudio ha demostrado que los jóvenes llegaban a consumir un 56% de líquidos basados en refrescos, ya fueran azucarados –un 55%- o 'light' – un 45%-. El consumo de agua sólo llegaba a un pírrico 11% del total.
Al combinar los datos, se descubrió que existía una asociación directa entre el consumo de sal y el aumento en la ingesta de todo tipo de líquidos y demostraron que si la ingesta de sal se redujera a la mitad en todos los chicos de cuatro a 18 años, se reducirían 81 gramos al día en el consumo de bebidas azucaradas por persona, lo que equivale a una disminución de 2,3 refrescos a la semana lo que supondría no consumir 244 kilocalorías.
Como siempre se demuestra que la alimentación es un negocio y si la industria alimentaria redujera en pequeñas proporciones la cantidad de sal que llevan sus productos (la mayoría de sal que ingerimos proviene de la comida procesada), lograríamos combatir la obesidad, infantil y adulta, que supone una lacra y la mayor enfermedad de este siglo.
Como bien afirman los doctores, entre todos los cambios alimenticios que se pueden realizar para prevenir enfermedades cardiovasculares, reducir la sal en nuestros alimentos es la más sencilla de realizar, al poder realizarse sin contar con el conocimiento del individuo esperemos que las compañías alimentarias tomen nota y nos cuiden un poco más, a nosotros nos cuesta.