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Si insiste en quere adelgazar, el consejo que le doy es que coma tanto como quiera,
pero no se lo trague.(Harry Secombe)

La felicidad radica, ante todo, en la salud.
(George William Curtis (1824-1892)

Desarrollo (La salud mental desde la Infancia )

Publicado en el mundo 

Autismo

El término autismo proviene de la palabra griega eaftismos, cuyo significado es 'encerrado en uno mismo'. El psiquiatra estadounidense Leo Kanner (1943), del Hospital Johns Hopkins, definía en 1938, y por primera vez, el síndrome autista tras estudiar los casos de ocho niños y tres niñas que "con independencia de sus interindividualidades, presentan una serie de características esenciales comunes". Le llamó la atención "su incapacidad para, desde un principio, relacionarse normalmente con personas y situaciones", que fueran, "autosuficientes y más felices cuando se los dejaba solos".

Al mismo tiempo, Hans Asperger definió una forma más leve del autismo, conocido como Síndrome de Asperger, caracterizado por la presencia de habilidades cognitivas superiores y un uso más normal del lenguaje.

El autismo es la enfermedad más común del grupo de los trastornos del desarrollo, conocidos también como trastornos del espectro autista, en los que se incluye además el síndrome de Rett.

Persiste a lo largo de la vida y afecta a cerca de 60 menores de cada 10.000 nacidos vivos, aunque es cuatro veces más frecuente en el sexo masculino que en el femenino. Su existencia se delata en los 30 primeros meses de vida. Los afectados presentan en, diferentes grados, alteración del lenguaje, la comunicación, la imaginación y las competencias sociales. Es frecuente que manifiesten comportamientos anormales como, movimientos y balanceo, obsesiones con ciertos objetos o hechos, así como actividades de carácter repetitivo.

El nivel de inteligencia y las capacidades varían de un niño a otro, aunque cerca de un 75% presenta una deficiencia mental. Hay casos excepcionales en los que estos niños pueden ser normales o, incluso, estar por encima de la media.

En aproximadamente el 10% de los casos, el autismo se asocia a otros trastornos como el Síndrome de X Frágil o la esclerosis tuberosa.

Cómo reconocer a un niño autista

Existen tres comportamientos que caracterizan claramente a un niño autista: Presenta dificultad para interactuar socialmente, padece problemas de comunicación verbal y no verbal y muestra comportamientos reiterativos o intereses obsesivos.

Concretamente, se le reconoce por:

-Cualquier ruido o sonido no le produce ningún efecto.

-Deja de hablar o nunca lo ha hecho. Su lenguaje es limitado o nulo.

-Repite lo que oye.

-No muestra interés por los juguetes.

-No juega con otros niños.

-Apila o sitúa en línea los objetos.

-No responde cuando se le llama.

-Suele quedarse quieto, paralizado, mirando algún punto fijo.

-Muestra un total desinterés por su entorno, no es dependiente.

-Se ríe sin causa aparente.

-Puede mostrarse agresivo.

-Repite comportamientos de forma constante.

-Obsesionado por la rutina y el orden.

-No sigue instrucciones ni obedece.

-No busca consuelo en los demás cuando está afligido.

-Tiene movimientos corporales estereotipados.

-Aunque muchos niños tienen una baja sensibilidad al dolor, son anormalmente sensibles al ruido, al tacto u otros estímulos sensoriales.

Por qué se produce

Aunque se desconoce la causa última que lo desencadena, los estudios en neuroimagen constatan que en el autismo están implicadas muchas de las estructuras cerebrales principales. Otros trabajos han centrado su interés en el papel de los neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y la epinefrina. Todas estas anomalías sugieren que el trastorno puede ser el resultado de una interrupción en el desarrollo normal del cerebro en las fases iniciales de la gestación.

Asimismo, los científicos defienden que existen cinco o seis genes clave involucrados en el autismo así como otros 30 con un 'papel secundario'.

Se sabe también que el riesgo de los hermanos de niños autistas de desarrollar también la enfermedad es del 3%, aunque esta probabilidad se eleva hasta el 82% si se trata de gemelos monocigóticos o idénticos.

Consultar con el médico

Los padres que sospechen que su hijo es autista deben acudir a su pediatra con el fin de que este les refiera a un psiquiatra infanto-juvenil. A menudo, los niños autistas no son diagnosticados tan pronto como se debería. De hecho, hay casos que se están determinando con años de retraso.

Sin embargo, existen pruebas que pueden ayudar al diagnóstico precoz del trastorno, como el método CHAT. Este tipo de test para 'descubrir' el autismo a partir de los 18 meses se basa en la ausencia de tres conductas: protodeclarativas (son conductas comunicativas de carácter pre-lingüístico que aparecen entre los 9 y los 12 meses y que consisten en señalar algo para llamar la atención del adulto), co-orientanción visual (dirigir la mirada hacia el mismo foco de interés que el adulto) y juego de simulación (en el que unos objetos son situados por otros).

Aquellos menores que no presenten ninguna de las conductas citadas a la edad mencionada tienen un 83% de posibilidades de recibir un diagnóstico de autismo en el futuro.

Cómo se trata

No hay cura para el autismo, pero las intervenciones tempranas cumplen con el objetivo de paliar síntomas específicos y proporcionan una mejoría a los afectados.

El mejor tratamiento es el que combina varios tipos de terapias, como las intervenciones educacionales y conductuales, en las que el profesional intenta enseñar al niño destrezas del lenguaje y sociales.

Algunos expertos recomiendan también la administración de fármacos antidepresivos en los casos necesarios o estimulantes, como los empleados en el control del síndrome hiperactividad y déficit de atención, y que tienen como fin disminuir también la impulsividad.

Los padres deben buscar apoyo. El autismo ocasiona un gran impacto en el seno familiar y es frecuente que tanto los progenitores como los hermanos sufran frustración, desamparo y confusión.

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s2t2 -¿Es malo comer tarde por la noche?

¿Es malo comer tarde por la noche?

comer tarde
Es habitual escuchar que comer después de las 8 o 10 de la noche no es conveniente, porque favorece la acumulación de grasas durante el descanso nocturno y engorda. Entonces, siempre se ha creído que realizar la última comida del día muy tarde, no es bueno para la salud.

Sin embargo, el mundo de la alimentación esta rodeado de mitos y éste podría ser uno más. Por eso, desde Vitónica analizaremos esta hipótesis para responder a la pregunta ¿es malo comer tarde por la noche?

Para descifrar la verdadera respuesta nos remontaremos al mecanismo que provoca un aumento de peso corporal y genera una mayor acumulación de grasas. En sencillas palabras,para engordar se requiere de un balance calórico positivo durante varios días de nuestras vidas, es decir, debemos consumir más calorías que las que gastamos.

Por otro lado, si bien durante la noche el organismo disminuye su ritmo, el horario de la última comida del día no determinará un aumento de peso, sino que más bien importan el balance calórico y la composición nutricional.

Además, comer tarde por la noche no siempre indica un mal descanso nocturno, ya que puedo cenar a las 23 horas del día y recién ir a dormir cerca de las 3 de la mañana del día siguiente. O bien, la cantidad es razonable y la calidad de la comida es buena, por ello, la digestión no entorpece el sueño.

Entonces, comer muy tarde a la noche no es causa de un aumento de pesono engorda ni perjudica la salud. Por supuesto, si durante todo el día, incluyendo la comida realizada tarde por la noche, nuestra dieta se basa en grasas, azúcares e hidratos refinados, es probable que las calorías excedan el gasto calórico y finalmente, no sólo aumentaremos de peso por el equilibrio de energía positivo, sino que perjudicaremos la salud como consecuencia de la mala calidad de la alimentación.

Concluyendo, si cuidamos la composición nutricional de lo que ingerimos y las porciones, el horario en el cual comamos no es determinante de un aumento de peso. Es decir, el mito de que “comer después de las 8 de la noche no es saludable” acaba de ser desterrado.

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Alimentacion (La salud mental desde la Infancia )

Anorexia

La preocupación excesiva por tener un cuerpo perfecto puede llegar a convertirse en una obsesión y derivar en trastornos de la conducta alimentaria. Cuando esto sucede, los pacientes, casi todos adolescentes y jóvenes, adquieren patrones de alimentación tan peligrosos para la salud que pueden llegar, incluso, a comprometer sus vidas. La anorexia nerviosa es una de las enfermedades de este tipo más frecuentes.

El rechazo a mantener un peso corporal mínimo, el miedo intenso a engordar y la alteración significativa de la imagen corporal son las características fundamentales de este trastorno que empuja a sus víctimas a disminuir la ingesta total de calorías o a recurrir a las 'purgas' (vómitos provocados o uso de laxantes) o a la práctica excesiva de ejercicio físico.

Se estima que un 4,5% de la población sufre algún trastorno de la alimentación, la mayoría es del sexo femenino. No obstante, mientras que hay un enfermo varón por cada nueve chicas mayores de 12 años, en el tramo de los seis a los 12 años, la proporción es de cuatro niños por cada seis niñas.

Qué la desencadena

Pese a que aún se desconocen las causas últimas de la anorexia, las investigaciones sugieren que una combinación de ciertos rasgos de la personalidad, factores emocionales, así como biológicos y ambientales están detrás de este trastorno. Con frecuencia, las personas con anorexia dejan de comer bien porque piensan que así controlan su vida, o bien para revelarse contra las personas cercanas. La baja autoestima, la búsqueda de la perfección, los sentimientos de soledad, el fracaso sentimental o una historia de burlas respecto al tamaño o peso son factores que pueden precipitar la aparición de la anorexia.

Cómo se manifiesta

-Las afectadas suelen sufrir una rápida pérdida de peso a lo largo de varias semanas o meses sin una causa física que la justifique.

-Pese al adelgazamiento evidente, continúan haciendo dieta por su temor enfermizo a engordar.

-Muestran un interés desmesurado por el contenido calórico de los alimentos. Rechazan sistemáticamente todos aquellos productos con exceso de calorías y grasas.

-Manifiestan comportamientos inusuales respecto a la comida: Desmenuzan los alimentos, los apartan, los esconden en servilletas...

-Inventan excusas para no sentarse a la mesa con otros comensales y descartan las invitaciones a actos en los que haya que comer en público.

-Utilizan píldoras adelgazantes o laxantes.

-En las mujeres, los periodos menstruales pueden volverse irregulares o, incluso, desaparecer.

-Suelen aislarse y mostrar irritabilidad. También es frecuente la aparición de sentimientos de ansiedad y depresión.

-Practican ejercicio físico en exceso.

-Suelen llevar ropa holgada para 'disimular' su 'gordura imaginaria'.

-Duermen poco y procuran estar siempre activas.

-Niegan y ocultan la existencia del problema.

Otros signos

La anorexia no sólo se reconoce por la extrema delgadez de quien la sufre. Existe otra 'cara' de la enfermedad que se distingue porque las afectadas tienen:

-Piel seca y amarillenta

-Deshidratación

-Fatiga

-Desarrollo de vello corporal blanco y fino

-Uñas frágiles

-Caída del cabello

Las consecuencias de la enfermedad

Cardiovasculares. No es fácil predecir qué personas anoréxicas van a desarrollar un problema cardiaco con el tiempo, pero sí se ha podido constatar que la inanición repercute en la salud del corazón: disminuyendo el tamaño del órgano y ocasionando prolapso de la válvula mitral, hipotensión (tensión arterial baja), arritmias y bradicardia (ritmo cardiaco lento).

Osteoporosis. Se produce la pérdida de masa ósea como consecuencia de la retirada de la menstruación. Aumenta el riesgo de fracturas a largo plazo.

Inmunidad. Aumento del riesgo de sufrir enfermedades infecciosas.

Problemas gastrointestinales. Dolor, estreñimiento, flatulencia y reducción del tamaño del estómago.

A nivel hormonal. Se producen ovarios poliquísticos, acné severo, déficit de la hormona tiroidea y trastorno de la regulación en la producción de insulina.

Otras: Daños neurológicos, calambres y hormigueos e intolerancia al frío.

Diagnóstico y tratamiento

La anorexia nerviosa se agrava cuanto más tiempo pasa el afectado sin diagnóstico y tratamiento. Si sospecha que su hija o hijo la padece, acuda al médico cuanto antes. Primero descartará si la pérdida de peso obedece a una enfermedad física. En el caso contrario, el paciente será enviado a un psiquiatra quien se encargará de confirmar el diagnóstico.

El 70% de los casos se cura, un 15% de los afectados recae y el 15%, se convierte en enfermo crónico. Desgraciadamente, un 2% muere.

El tratamiento de la anorexia debe ser multidisciplinar. La normalización de la dieta y de los hábitos alimenticios son un paso terapéutico fundamental para, posteriormente, resolver los problemas físicos, psicológicos, sociales y familiares que acompaña a la enfermedad. Además de la terapia dietética, la paciente recibirá tratamiento psicológico y farmacológico. La familia juega un papel crucial en la recuperación de las afectadas.

Cuando la pérdida de peso es del 25% al 30% o si los pacientes tiene escasa motivación, trastornos psiquiátricos asociados o problemas en el entorno familiar, se suele recurrir a la hospitalización.

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s2t2 -Calculo del peso ideal e indice de masa corporal

Calculo del peso ideal e indice de masa corporal

Aunque en Internet y en multitud de documentos y libros existen tablas y fórmulas para calcular el peso ideal de una persona, los resultados obtenidos por estas no deben tomarse nunca como verdades absolutas. Cada persona es un mundo y no hay dos iguales, así que cuantos mas parámetros tenga en cuenta la tabla o fórmula, más próximo a la realidad será el resultado, pero aún así las posibilidades son infinitas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), por ejemplo, utiliza como recurso para medir o evaluar el estado nutricional de un individuo el Índice de Masa Corporal (IMC). También se le conoce como Índice de Quetelet, en honor al estadístico que lo ideó y se calcula según una expresión matemática en la que interviene el peso y la talla de la persona.

IMC=Peso(kg)/Talla2(m2)

El valor obtenido no es constante, sino que varía con la edad y el sexo. También depende de otros factores, como las proporciones de tejidos muscular y adiposo, etc.

básculaComo antes os comentaba, existen en Internet muchas herramientas que calculan de manera automática este tipo de cosas para nosotros y en general el resultado que ofrecen si que puede servirnos al menos de dato orientativo. Si te pica la curiosidad puedes probar con la calculadora de peso ideal que la revista Hola pone a disposición de sus lectores en su sitio Web y que me ha parecido de las mas completas. Dicha calculadora tiene en cuenta bastantes parámetros, como el sexo del individuo, su edad, peso, altura en centímetros y tipo de vida que lleva. Datos que permiten estimar de una manera mas certera nuestro índice de masa corporal, peso ideal y calorías que necesitamos al día, así como las calorías que quemamos por hora en la actividad que desarrollamos.

Como último consejo, recordad que lo mejor para mantener a raya vuestro peso, es realizar un poco de ejercicio físico todos los días y acompañarlo siempre de una dieta y alimentación saludables. Las dietas milagrosas con resultados espectaculares no existen, os recomiendo que huyáis de ellas, porque generalmente suelen conducir a justamente lo contrario e incluso podrían traeros problemas de salud.

Enlace: Calculadora de peso ideal

Nota: Este artículo fue escrito originalmente por N.Sapiens en el blog NaturaSapiens.com, si lo estás leyendo en alguna otra parte, probablemente ha sido copiado sin permiso de su autor.

Puedes leer la entrada original en el siguiente enlace: Calculo del peso ideal e indice de masa corporal

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Emociones (La salud mental desde la Infancia)

Publicado en el mundo 

Trastorno de ansiedad por separación

El miedo a la separación es el primero y más básico de los temores. Los niños que pasan por este duro trance temen perderse de su familia o que algo malo le ocurra a su padre o a su madre cuando se distancian de ellos.

Experimentar miedo forma parte del desarrollo evolutivo de las personas. A los pequeños les sirve para aprender a dominar el ambiente, además de que es útil para prevenir ciertos peligros. Pero este miedo se convierte en, aproximadamente, uno de cada 25 niños, en un terror que desencadena en trastorno de ansiedad por separación. El número de afectados desciende conforme los menores van haciéndose mayores.

Este trastorno suele tener sus primeras manifestaciones entre los ocho y los 14 meses. En esta época, los bebés sienten miedo a menudo, con la gente y los sitios nuevos. Y, también, cuando se alejan de sus padres. Un momento crítico es cuando acuden a la guardería o al colegio por primera vez. Más adelante, si el trastorno reaparece cumplidos los dos años y la sintomatología perdura a lo largo de cuatro meses se debe consultar con el médico.

Las 'señales' de la ansiedad por separación

-Preocupación injustificada por posibles daños que puedan ocurrir a personas cercanas.

-Miedo irracional a perderse, ser secuestrado y que estos acontecimientos les separen de los seres queridos.

-Rechazo repetido a ir al colegio, sobre todo por miedo a la separación.

-Problemas para dormir solo.

-Despertares frecuentes durante la noche para comprobar que familiar está cerca.

-Desagrado o rechazo repetido a dormir fuera del hogar.

-Temor persistente a estar sin personas significativas en casa durante el día.

-Pesadillas que abordan el tema de la separación.

-Síntomas reiterados, como náuseas, dolores gástricos, cefaleas o vómitos en situaciones que implican la separación de personas que les importan.

-Apego excesivo en el hogar.

-Rabietas, llanto, tristeza, apatía o retraimiento social cuando perciben que el padre o la madre se va alejar o durante y después del alejamiento.

Qué lo causa

Se sospecha que el conjunto de factores biológicos, familiares y ambientales está detrás de los trastornos de la ansiedad y, por tanto, del de separación. Asimismo, se cree que un desequilibro entre los neurotransmisores cerebrales (serotonina y norepinefrina) también contribuye a su desarrollo.

A quién afecta

Cualquier niño o adolescente experimenta en algún momento de su vida, en menor o mayor grado, ansiedad por separación. Los estudios indican que este trastorno afecta por igual al sexo femenino y al masculino. También se sabe que los hijos de padres con trastornos de ansiedad tienen más riesgo de desarrollar el problema. En muchas ocasiones, el trastorno aparece tras unas vacaciones escolares. Otros factores que favorecen la vulnerabilidad a desarrollarlo son.

-Ser hijo de padres separados o divorciados.

-El papel excesivamente sobreprotector de los padres.

-Vivir en una familia muy aislada socialmente. Los niños se separan en pocas ocasiones de sus progenitores y no desarrollan su autonomía.

-Existencia de problemas psicológicos en los padres.

Tratamiento

Un psiquiatra infantil o un psicólogo pueden detectar el trastorno de ansiedad por separación tras la evaluación del menor. Si los padres observan en su hijo algún signo del problema deben realizar la consulta cuanto antes para favorecer su diagnóstico precoz, lo que ayuda a una pronta recuperación y a la prevención de problemas en el futuro.

La terapia cognitiva conductual suele ser efectiva en la mayoría de los casos. En ocasiones, y dependiendo de la gravedad del trastorno y de la edad del menor se usan antidepresivos siempre que el niño sea mayor de seis años. En las situaciones más graves también se suele recomendar terapia familiar.

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Halitosis o mal aliento: ¿cómo combatirlo?

Halitosis o mal aliento: ¿cómo combatirlo?

La halitosis o mal aliento bucal es un problema frecuente que además de ser poco agradable para el interlocutor del afectado, puede ser un indicador de enfermedades. Por ello, te daremos las claves para combatirlo.

La dieta, la limpieza bucal y algunos otros hábitos, son los principales influyentes en el desarrollo y prevención del mal aliento, por eso, lo primordial es mantener una correcta higiene que no sólo abarque los dientes después de cada comida, sino que se extienda a la lengua y encías, ya que la descomposición de los alimentos por parte de las bacterias alojadas en la boca, es la principal causa de halitosis.

Además, la saliva contribuye a reducir el número de bacterias y con ésto, disminuir la producción de mal aliento. Por lo tanto, consumir chicles o caramelos sin azúcar que aumenten la producción de saliva podría ser de gran ayuda.

Otra de las causas del mal aliento puede encontrarse en la dieta, ya que una alimentación escasa en hidratos de carbono puede dar origen a una cetogénesis, es decir, a la quema de grasas en abundancia para obtener energía que genera cuerpos cetónicos, cuyo olor puede liberarse a través del aliento.

Asimismo, los alimentos ricos en compuesto sulfurados, como la cebolla y el ajo, suelen causar un aliento particular hasta horas después de su ingesta, lo cual no sería un problema de salud. Con respecto al cigarrillo, el alcohol y el café, sobre todo si se abusa de éstos, además de causar un mal aliento persistente, perjudican la salud.

Por ello, además de reducir la dosis de éstos últimos productos, es indispensable higienizarse correctamente la boca después de fumar, de beber alcohol o café y consumir otros alimentos o infusiones que pueden brindar un olor agradable a nuestra boca y prevenir la halitosis. Por ejemplo, infusiones de menta, el regaliz y los frutos cítricos.

Incluso, beber mucha agua para prevenir la sequedad bucal es otro de los factores que pueden prevenir la halitosis, al igual que lavar bien las prótesis dentales que en ocasiones se utilizan.

Por otro lado, no consumir alimentos pesados que alteren la correcta digestión estomacal, también ayuda, pues padecer problemas digestivos, gastritis o enfermedades respiratorias, puede ser la causa de una halitosis.

Por eso, no sólo visitar al odontólogo periódicamente es importante, sino que llevar una vida sana, en la cual se incluya una dieta equilibrada, es fundamental para combatir el mal aliento y cuidar nuestro organismo en su totalidad. No olvidemos que una boca sana es mucho más que una bella sonrisa.

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Aprendizaje (La salud mental desde la Infancia)

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Dislexia

La palabra correcta es 'dado' o 'barco', pero los afectados de dislexia leen 'papo' o 'qarco'. Este trastorno específico del aprendizaje, que afecta a un 10%- 15% de los españoles, se manifiesta por la dificultad para la lectura y la escritura.

De origen neurobiológico, con cierto componente genético [en un 50% de los casos, el afectado tiene un hermano, un padre o una madre con el mismo problema], su intensidad y sintomatología varía de un niño a otro. Así, mientras que algunos disléxicos pueden presentar, además, problemas de orientación espacial y temporal, otros experimentan dificultades con el cálculo y la lógica matemática.

Cómo reconocerla

En la etapa preescolar suelen mostrar un retraso a la hora de hablar claramente, falta de constancia en los estudios, problemas con las palabras rimadas y confusión con las que se parecen en su fonética. Otras dificultades frecuentes son: problemas con la orientación espacial, torpeza al correr o saltar o escasa habilidad en el manejo del lápiz.

Hasta los nueve años manifiestan dificultades para aprender a leer y a escribir, así como incapacidad para memorizar las tablas de multiplicar. Les cuesta distinguir la derecha de la izquierda. Acusan problemas de conducta, como frustración y falta de atención en clase. Siguen sin sostener bien el lápiz y son lentos a la hora de memorizar la información. Además, tienen problemas para saber la hora, el día, el mes o el año.

En la adolescencia, las dificultades con la compresión de la lectura continúan y su escritura puede resultar extraña. Omiten letras o alteran su orden. Comprenden mal el lenguaje tanto escrito como hablado y muestran falta de interés en clase. Debido a su 'mala' lectura, fallan en la memoria inmediata e interpreta mal la información. Son desordenados con su material de trabajo, así como a la hora de estructurar órdenes. Tienen dificultades para elaborar sus pensamientos, hablar o escribir. Evitan leer en público y suelen bloquearse cuando les interrogan en clase.

Cuál es su causa

Se produce por una disfunción en el hemisferio izquierdo del cerebro, que es el que se ocupa de los procesos del lenguaje hablado y escrito. Este fallo provoca que los afectados no automaticen la identificación de palabras (lectura) y/o la escritura de las mismas.

La realidad, el mundo, se codifica para todos ellos en un lenguaje mucho más difícil de decodificar, incomprensible, por eso tienen dificultades para establecer la relación entre lo que ven, cómo se escribe o cómo se pronuncia.

Sus consecuencias

La dislexia es ya la responsable del 25% del fracaso escolar. Pese a que sus primeras manifestaciones se producen en el momento en que los niños empiezan a aprender a leer y a escribir, muchos profesionales siguen defendiendo que el retraso en el aprendizaje se debe a un problema de madurez. Este hecho repercute en un diagnóstico tardío, lo que agudiza los problemas de baja autoestima de los afectados que ven como sus compañeros de clase aprenden y ellos no pueden. Máxime cuando se valora que, además y con frecuencia, son tachados de vagos y de distraídos y se les presiona para que alcancen el nivel de sus compañeros.

El sobreesfuerzo intelectual que los disléxicos realizan para superar sus dificultades provoca, además de fatiga, desinterés y retraimiento en clase. Pierden la confianza en sí mismos y eleva el riesgo de síntomas depresivos.

Diagnóstico

Ante la sospecha de su existencia, los padres deben consultar con el pediatra para que valore al menor de la forma adecuada. Este profesional determinará si es innecesario o no consultar con otros profesionales, como un psicopedagogo, especialista en trastornos del aprendizaje.

Cómo ayudar al niño disléxico

Los padres deberán buscar personal cualificado que ayude a la ‘reeducación’ de su hijo para que desarrolle las habilidades necesarias que le permitan superar sus trabas. Es importante aplaudir sus progresos y ensalzar sus habilidades particulares. Hable con su hijo de su problema y no comente sus fracasos sin contar con él.

Es necesario que colabore con él en sus tareas académicas y busque refuerzo extraescolar. La involucración de los profesores y del colegio también es fundamental para el adecuado desarrollo del menor.

Apóyese en la tecnología. Existe una gran variedad de programas diseñados específicamente para disléxicos.

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Lenguaje (La salud mental desde la Infancia)


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Trastorno de la pronunciación

Tal y como sucede con otros elementos del habla, la pronunciación de los sonidos del lenguaje es una habilidad que todo niño debe adquirir a lo largo de su desarrollo. Comenzará emitiendo los sonidos más simples hasta llegar a los más complejos.

Entre los 12 y 18 meses, con las primeras palabras, empiezan los primeros errores de pronunciación. Dirá 'mimir' en lugar de dormir. Todas estas equiovaciones se producen como consecuencia de la inmadurez de su lenguaje que tiende a simplificar los sonidos para que así sea más fácil la pronunciación. Poco a poco ésta irá mejorando así como su fluidez verbal.

Cuando este proceso no se realiza con normalidad se producen las dislalias o trastornos de la pronunciación. Suelen delatarse entre los tres y los cinco años, y se trata del trastorno del lenguaje más común en la población infantil.

Pese a que tanto los padres como los profesores suelen detectarlo con facilidad, es poco frecuente que se consulte con el especialista y se intervenga en el menor debido a que persiste la idea de que se trata de un problema que se soluciona solo con el tiempo.

La dislalia suele provocar problemas de comunicación del niño con su entorno y suele asociarse con retrasos en el desarrollo del lenguaje. En los casos más graves influye negativamente en el aprendizaje, disminuyendo el rendimiento escolar.

Porqué se produce

Se desconocen las causas últimas de este trastorno aunque sí se sabe que existen ciertas razones que intervienen en su desarrollo.

  • Deficiencias auditivas. Cuando el bebé no puede percibir con nitidez los sonidos de su entorno, también el desarrollo de sus capacidades lingüísticas se verá afectado.
  • Problemas cognitivos. Los niños con diagnóstico de deficiencia mental muestran más problemas en la adquisición del lenguaje.
  • Sistema nervioso. La posibilidad de que el retraso en la madurez cerebral puede producir problemas de lenguaje y pronunciación es una de las teorías que más relevancia tiene en la literatura científica.
  • Problemas emocionales. La privación de cariño y de relaciones sociales también puede provocar problemas de comunicación en el pequeño.

Hay casos de dislalias en los que no siempre están presentes los factores anteriormente mencionados. También pueden producirse por defectos anatómicos (dislalia orgánica), como labio leporino, defectos de la oclusión dental o frenillo, entre otros.

Tratamiento

La terapia varía en dependencia del nivel de lenguaje del menor y el grado del trastorno.

Normalmente, además de enseñarle a comunicarse mediante dibujos o sonidos, también se guía al pequeño en la adquisición de las primeras palabras y en su combinación para crear frases.

En el caso de que se trate de una dislalia orgánica se debe realizar la corrección de la malformación anatómica, y valorar posteriormente la terapia logopédica.

La evolución del pequeño dependerá de su cooperación, de la atención acústica, del coeficiente intelectual y del ambiente familiar que rodea al menor. El éxito de la terapia también radica en hacer que el menor se entretenga, en aprender jugando y en las repeticiones diarias hasta que el menor automatice los fonemas aprendidos.

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El ejercicio en edad preescolar

El ejercicio en edad preescolar

La reducción de la actividad física en niños preescolares podría explicar parte de los problemas relacionados con la obesidad infantil

España se ha convertido en uno de los países de la Unión Europea con mayor número de niños con problemas de sobrepeso, y la obesidad está presente en el 16% de los menores de entre 6 a 12 años. Al mismo tiempo, los niveles de actividad física en los niños en edad preescolar parecen decaer, hecho que contribuye a que los niños gasten menos calorías de las que ingieren. Una investigación elaborada en Nueva Zelanda concluye que probablemente éste es uno más de los motivos que explican la tendencia creciente de la obesidad en la población infantil.

  • Por NÚRIA LLAVINA RUBIO
  • 19 de enero de 2009

Los niños de entre tres y cinco años están al menos 1,5 horas al día frente a pantallas de ordenador, de televisión o con los videojuegos. De igual forma, pasan el mismo tiempo realizando otras actividades sedentarias, como leer, dibujar o escuchar música. La disminución de la actividad física se va produciendo de forma progresiva, y es a los cinco años cuando el ejercicio se da con menos frecuencia. Estos son varios de los resultados de una investigación reciente elaborada en la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) y publicada en "Medicine & Science in Sports & Exercise", la revista oficial de la American College of Sports Medicine (ACSM).

Este proceso en el que el niño se va volviendo más sedentario de forma paulatina, sumado a una alimentación poco adecuada demasiado rica en hidratos de carbono sencillos, grasas y calorías "vacías" (golosinas, refrescos o bollería), podría explicar los crecientes problemas de obesidad posteriores, cada vez más preocupantes tanto en el ámbito nacional como internacional. Esta obesidad, además, no es sólo un problema a corto ni a medio plazo, ya que varios estudios han constatado que el 75% de estos niños serán obesos en la edad adulta.

Del juego a la televisión

A pesar de la inquieta naturaleza de los niños de esta edad y la falta de juego estructurado, los investigadores neozelandeses intentaron, al principio del estudio, medir de la forma más objetiva posible la cantidad de actividad física de los pequeños. Se pidió a los padres que estimaran la cantidad de horas semanales que sus hijos dedicaban a actividades como bailar, ir en bicicleta, jugar en el patio, participar en actividades organizadas y nadar, así como a otras más sedentarias.

Cualquier persona mayor de dos años de edad debería realizar entre 30 y 60 minutos de actividad física de intensidad moderada casi cada día

Como parte del estudio "Family Lifestyle, Activity, Movement and Eating" (FLAME), se analizó durante tres años a 244 niños y niñas que al inicio del experimento estaban a punto de cumplir su tercer aniversario, y se les visitó de forma anual. Los resultados mostraron una importante disminución la actividad física según los niños iban creciendo. Las mediciones de actividad física en las edades cuatro y cinco años fueron significativamente más bajas que las observadas en los tres años.

Rachel Taylor, autora principal del estudio e investigadora del Edgar National Centre for Diabetes Research de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda), asegura que esta investigación es una "oportunidad para restringir un rango de edad en el que se puedan fomentar hábitos saludables para los niños". Uno de los principales cambios debe ser, para empezar, el paso de la pantalla a actividades como correr, saltar o jugar.

Teniendo en cuenta el rango de edad, además, podría resultar fácil y siempre que sea posible, según la investigadora, alentar a los niños a hacer actividades exteriores, apuntarlos a un gimnasio, a practicar deportes como el tenis o, lo que es más importante, potenciar actividades estructuradas en su rutina que aumenten su exposición al ejercicio físico.

Según las recomendaciones actuales, cualquier persona mayor de dos años de edad debería realizar entre 30 y 60 minutos de actividad física de intensidad moderada, casi todos o, preferiblemente, todos los días de la semana. Esta actividad puede estar relacionada con acciones cotidianas, como caminar a buen ritmo, subir escaleras o trabajar en el jardín o en las tareas de la casa. En el caso de los más pequeños las actividades deben estar más relacionadas con el aspecto recreativo y llevarse a cabo a lo largo del día en periodos de no menos de diez minutos.

Necesidad de prevención

La Asociación Asturiana de Pediatría de Atención Primaria aseguraba, en un estudio realizado en 2008, que el sobrepeso y la obesidad inciden de forma notable a partir de los dos años de edad. Concretamente, los investigadores hallaron que a partir de los seis meses de edad se podía percibir ya obesidad: hasta un 10% de los niños ya la padecían. A medida que pasaban los años este porcentaje crecía. Un 18% de los niños de dos años ya sufren obesidad, mientras que en el grupo de los tres años, un 19%. Es a partir de esta franja, además, cuando la velocidad de crecimiento es mayor, lo que coincide con el estudio anterior.

Los resultados de ambos estudios evidencian la necesidad de realizar un programa preventivo que pueda reducir la incidencia de la obesidad infantil. La colaboración de los padres es imprescindible para que estos programas funcionen, ya que son sólo ellos, teniendo en cuenta la edad de sus hijos, los únicos que pueden cambiar la situación. La formación a los padres y el asesoramiento son importantes para que los niños no desarrollen obesidad, de la que se derivan muchas enfermedades que empeorarían su calidad de vida en el futuro.

UN DEPORTE DE EQUIPO

- Imagen: Kevin Stanchfield -

Una de las estrategias para conseguir que el niño siga una rutina continuada de ejercicio físico es que pueda practicar, del mismo modo que los adultos y si está preparado para participar en actividades en grupo, un deporte de equipo que le guste. Por tanto, es primordial que sea él quien lo escoja, aunque los padres puedan sugerirle un deporte que podría serle beneficioso. Obligarle a hacer un deporte que no quiere sólo causaría rechazo y, más que una actividad beneficiosa, se convertiría en algo que el niño trataría de evitar.

Y aunque el niño sea quien escoja, el apoyo de los padres resulta esencial para que el pequeño no lo abandone. Asimismo, el deporte en concreto debe introducirse de forma muy gradual, para que el niño no dé por terminadas sus actividades lúdicas como jugar en el parque o en el patio de casa.

Es importante tener en cuenta que en edad preescolar el deporte dirigido a los niños es sólo de iniciación, puesto que aún no están lo suficientemente formados para la práctica de deportes organizados. Sin embargo, y aunque al principio estén practicando un deporte que les divierta, a la vez, los más pequeños podrán aumentar la fuerza, el equilibrio y la flexibilidad (que previenen la obesidad); adquirirán una mayor capacidad de coordinación; aprenderán a trabajar en equipo y el concepto de competencia "sana"; recibirán disciplina; y aumentarán su autoestima, perseverancia y concentración.

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