Las virtudes de un buen cocido
Caprichos, obsesión por la pasta, vegetarianismo y otros hábitos dietéticos en la élite del fútbol profesional
IGNACIO ROMO - MADRID - 23/12/2009 07:45
Toño Gelabert ha dejado las carreras de caballos. El jinete, uno de los más prestigiosos del turf español, estaba cansado. Y su principal queja estaba en la báscula. La lucha permanente de los jinetes por dar el peso se vuelve insoportable con los años. Y Gelabert no ha podido más.
La dieta y el control del peso son un asunto de debate permanente en el deporte. El pasado mes de marzo la expedición del Real Valladolid hizo un alto en su viaje a Valencia. Se detuvo a almorzar en un restaurante de Villarrubio, municipio conquense. Ante la sorpresa de muchos clientes, los jugadores del equipo castellano dieron cuenta de un cocido completo, algo no muy ortodoxo desde el punto de vista de la nutrición deportiva por el alto contenido en grasas saturadas. Al día siguiente, el Valladolid, contra pronóstico, ganó en Mestalla. El cocido funcionó.
Abidal y Keita llevan a cabo una alimentación estricta
El doctor Alberto López, ex futbolista y médico del club pucelano, considera que un cocido puede ser una comida correcta para un jugador. "Si es el día anterior, no hay problema", asegura. Una opinión compartida por la doctora del Getafe, Ana Isabel de la Torre. "Un futbolista se puede comer un cocido, pero nunca el día del partido por los gases y por el exceso de grasa. De hecho, los garbanzos y cualquier clase de legumbre son muy recomendables en la dieta de un deportista. Lo que debe evitar es el chorizo y la grasa".
Abidal y Keita, futbolistas del Barça de religión musulmana, son vegetarianos estrictos: jamás comen carne de ninguna clase. Touré, también musulmán, limita su restricción al cerdo y sí ingiere carne de vaca.
"Con los musulmanes continúa el doctor López hay un abanico muy amplio. Los hay muy estrictos, pero también muy flexibles. Yo he conocido a futbolistas a los que había que retirarles incluso los trocitos de jamón de una tortilla".
Cannavaro se enfurece cuando la pasta no está bien cocinada
En el Real Madrid, la obsesión es otra. Y se refiere a la exquisitez de la pasta italiana. En el club blanco, se fomenta el consumo de este alimento como fuente de hidratos de carbono y se cuida que el origen sea de alta calidad. ¿De dónde viene este interés? Algo tuvo que ver el paso de Cannavaro por el Madrid. El central italiano se indignaba e incluso protestaba a gritos cuando la pasta no estaba en su punto.
La doctora De la Torre considera que para un futbolista de alto nivel es complicado ser vegetariano. "La dieta vegetariana estricta (sin leche ni huevos) no es buena porque es corta de proteínas.
Estos días, los servicios médicos madridistas dan consejos a sus jugadores sobre hábitos nutricionales en Navidad y aconsejan moderar las comidas.
La papilla que los futbolistas ingerían en el descanso ha pasado de moda
Queso, ni en pintura
García Calvo, ex jugador del Atlético y Valladolid, se negaba en rotundo a comer cualquier plato que tuviera queso, en cualquiera de sus formas. Lo odiaba. Munitis, que se prepara sus propias ensaladas, ha cuidado siempre su dieta hasta el punto de pesar milimétricamente los alimentos que ingiere. En el Getafe, por ejemplo, cuentan que David Cortés, lateral derecho, es uno de los que cuida al máximo su dieta.
A Paco Llorente, futbolista del Atlético y del Madrid a finales de los años ochenta, le apodaban El lechuga por su afición a las ensaladas. ¿Puede ser negativa la preocupación de un deportista por la dieta? "Hay casos patológicos de deportistas que llegan a obsesionarse por todo lo que comen y por el ejercicio que hacen reconoce la doctora De la Torre. Son comportamientos que entran dentro del diagnóstico de la vigorexia (afección psicológica relacionada con la obsesión por el físico perfecto).
De un país a otro, los hábitos cambian y la cultura gastronómica varía mucho. Stojkovic, portero serbio del Getafe, no podía comprender que sus compañeros comieran mariscoen un cumpleaños. Cuando aparecieron los platos de percebes en la mesa, las muecas de desagrado del guardameta alcanzaron su máxima expresión. "En la alimentación de un futbolista de elite es fundamental la variedad. Las vitaminas se comen", explica Alberto López.
¿Y las papillas? ¿Qué fue de aquellos famosos purés revitalizantes obra del doctor Escribano, del Sevilla, para ingerir en el descanso? La moda pasó. Un comentario negativo en el vestuario basta para acabar con un hábito. Sólo el cocido sobrevive.