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La familia de la madre y el hijo víctimas de las vacas locas demandará a la Junta
A la madre le dijeron en el Hospital de León que sufría depresión y la enviaron a su casa
El centro que atendía a la mujer descartó que sufriese encefalopatía espongiforme
FRANCISCO VARELA 
FERROL 
Los familiares de la mujer y un hijo suyo, ambos de León, que fallecieron este año víctimas del mal de las vacas locas anunciaron ayer en Ferrol, de donde es su abogado, que emprenderán acciones contra la Junta de Castilla y León por considerar que se han producido negligencias. Aunque la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob no tiene cura, por el momento, Óscar Fanjul Terrado, hijo de la fallecida, estima que se produjeron fallos en el control de la cadena de comercialización de los alimentos porque la madre había adquirido la carne en establecimientos leoneses. También están muy descontentos con la asistencia recibida en el Hospital de León, donde les llegaron a decir que la madre sufría una depresión y la enviaron para casa.
Óscar Fanjul, muy afectado todavía por lo ocurrido -el 7 de febrero murió su hermano, y el 19 de agosto, su madre- explicó ayer que el sentimiento de la familia es de «indignación» contra la administración. Recordó que llevaron hasta siete veces a la madre al hospital público. Ya no podía caminar y la devolvían para casa. Presentaron una queja, cuando todavía vivía, «y la respuesta fue vergonzosa», dice Óscar. Días después, el director gerente del complejo hospitalario, Francisco Soriano, le respondió que podía tratarse de un proceso «depresivo tras el fallecimiento de un hijo por enfermedad espongiforme bovina». Concluyó diciéndole que podía sufrir comienzos de Alzhéimer y, de ningún modo, los estudios que le habían hecho permitían deducir -dijo también- que sufriese del mal de las vacas locas.
Entonces decidieron acudir a la Clínica Universitaria de Navarra, donde en pocos días les confirmaron que sufría la misma enfermedad de su hijo. El informe del departamento de neurología del hospital indica que Sagrario Ulpiana Terrado Majua, de 64 años, sufría de enfermedad priónica, tecnicismo con el que se denomina el mal de las vacas locas. Tras su fallecimiento, la autopsia lo confirmaría.
El abogado, Ricardo Pérez Lama, puso de manifiesto lo ocurrido en uno y otro hospitales. Sin embargo, el letrado no desveló la estrategia procesal que seguirá, si bien concretó que formularán una reclamación primero en la vía administrativa y luego en la judicial por la vía del contencioso-administrativo en demanda de la responsabilidad patrimonial de la administración. Porque, explicó, aunque el mal no tiene cura, la calidad de vida en sus últimos meses fue deplorable. Igualmente, transcurridos casi 20 años de que se descubriese la enfermedad, no se explica que no existieran controles de distribución de alimentos que cortasen el paso a productos contaminados con la enfermedad.
El viudo y padre del fallecido, que también estuvo ayer en Ferrol, explicó que los supervivientes del grupo familiar viven con verdadera angustia.
Óscar Fanjul, muy afectado todavía por lo ocurrido -el 7 de febrero murió su hermano, y el 19 de agosto, su madre- explicó ayer que el sentimiento de la familia es de «indignación» contra la administración. Recordó que llevaron hasta siete veces a la madre al hospital público. Ya no podía caminar y la devolvían para casa. Presentaron una queja, cuando todavía vivía, «y la respuesta fue vergonzosa», dice Óscar. Días después, el director gerente del complejo hospitalario, Francisco Soriano, le respondió que podía tratarse de un proceso «depresivo tras el fallecimiento de un hijo por enfermedad espongiforme bovina». Concluyó diciéndole que podía sufrir comienzos de Alzhéimer y, de ningún modo, los estudios que le habían hecho permitían deducir -dijo también- que sufriese del mal de las vacas locas.
Entonces decidieron acudir a la Clínica Universitaria de Navarra, donde en pocos días les confirmaron que sufría la misma enfermedad de su hijo. El informe del departamento de neurología del hospital indica que Sagrario Ulpiana Terrado Majua, de 64 años, sufría de enfermedad priónica, tecnicismo con el que se denomina el mal de las vacas locas. Tras su fallecimiento, la autopsia lo confirmaría.
El abogado, Ricardo Pérez Lama, puso de manifiesto lo ocurrido en uno y otro hospitales. Sin embargo, el letrado no desveló la estrategia procesal que seguirá, si bien concretó que formularán una reclamación primero en la vía administrativa y luego en la judicial por la vía del contencioso-administrativo en demanda de la responsabilidad patrimonial de la administración. Porque, explicó, aunque el mal no tiene cura, la calidad de vida en sus últimos meses fue deplorable. Igualmente, transcurridos casi 20 años de que se descubriese la enfermedad, no se explica que no existieran controles de distribución de alimentos que cortasen el paso a productos contaminados con la enfermedad.
El viudo y padre del fallecido, que también estuvo ayer en Ferrol, explicó que los supervivientes del grupo familiar viven con verdadera angustia.
