La cocina en la España del siglo XVI era muy especiada, con una presencia abundante de pimienta. Esto era no sólo por gusto, sino también para ocultar algún posible mal sabor en los alimentos. Debido al uso de tanta especia la comida española era incomestible para muchos extranjeros.
Pero quizás lo que más llame la atención sea el poco uso que se hacía del aceite para cocinar, sustituido habitualmente por la manteca y el tocino. La explicación de este rechazo hacia el aceite está en que era un producto asociado a la cultura árabe y judía, lo que era suficiente para que no fuera bien visto en la cocina de un buen cristiano. Por supuesto, en aquel tiempo no era tema baladí parecer buen cristiano, en ocasiones iba la vida en ello.