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Si insiste en quere adelgazar, el consejo que le doy es que coma tanto como quiera,
pero no se lo trague.(Harry Secombe)

La felicidad radica, ante todo, en la salud.
(George William Curtis (1824-1892)

Una molécula natural para reducir la sensación de hambre



Buenas noticias para los que aspiren a mantener la línea: una molécula natural que se encuentra en algunos vegetales, sobre todo en el trigo sarraceno y en la mora, reduce la sensación de hambre.
Ello sucede porque la molécula en cuestión, la fagomina, evita que los niveles de glucemia (los azúcares que hay en los alimentos) oscilen en exceso en la sangre, y también reduce la absorción de las partículas nutritivas de los alimentos y evita la acumulación de las grasas.
La fagomina ha sido ya reproducida por investigadores del CSIC, y Bioglane, una empresa bioquímica, ha patentado el hallazgo.
La idea es mezclar la fagomina con panes, galletas, pastas italianas, cerveza, harinas o yogures, alimentos prohibidos en muchas dietas, para que resulten más saciantes. y2a

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Contra el sobrepeso, una hora de ejercicio físico al día


MÁS DE 34.000 PARTICIPANTES

(Ilustración: El Mundo)
EL MUNDO
Actualizado miércoles 24/03/2010 05:06 (CET)
CRISTINA G. LUCIO
MADRID.- La clave para mantener un peso adecuado y evitar los kilos de más es practicar una actividad física durante 60 minutos al día. Así lo demuestran las conclusiones de un trabajo que publica esta semana la revista 'Journal of the American Medical Association (JAMA).
No queda más remedio que sudar la camiseta, aseguran los autores de este trabajo, que realizaron un seguimiento a 34.079 mujeres durante aproximadamente 13 años.
Las participantes, ninguna de las cuales realizaba una dieta especial, fueron divididas en función de la actividad física que realizaban. Así, se establecieron tres grupos: el de las que practicaban un equivalente a 150 minutos de ejercicio moderado a la semana; las que entrenaban de 150 a 420 minutos y, finalmente, quienes realizaban más de 420 minutos semanales de ejercicio de moderado a intenso.
Los investigadores, miembros de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), evaluaron los cambios producidos en el peso y la actividad de las mujeres estudiadas cada tres años. Los resultados de su trabajo pusieron de manifiesto que el grupo que mejor consiguió mantener su peso a lo largo del seguimiento, –ganaron menos de 2,3 kilos- fue el formado por las participantes que realizaban unos 420 minutos semanales de ejercicio, lo que equivale a aproximadamente una hora de actividad física diaria.
"Estos datos sugieren que la recomendación federal [del gobierno de EEUU] de realizar 150 minutos de actividad semanal es suficiente para reducir el riesgo de enfermedades crónicas, pero es insuficiente para prevenir las ganancias de peso en ausencia de una restricción calórica", comentan los investigadores en las páginas de la revista médica.
En sus conclusiones, estos autores también remarcan que, en su trabajo, el ejercicio sólo era efectivo para controlar el peso en mujeres con un índice de masa corporal normal. En aquellas que ya padecían obesidad, la actividad física parecía menos efectiva. "Esto enfatiza la importancia de controlar la ingesta de calorías para mantener el peso en este grupo", comentan.
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¿En qué se han convertido las farmacias?


Farmacia
Lo leemos constantemente en cada anuncio de medicamentos que aparece en Televisión... Ya sabéis a qué me refiero: El repetido mensaje con pantalla azul y "este anuncio es de un medicamento... lea las instrucciones de uso y consulte con su médico o farmacéutico".


Consulte con su farmacéutico... vaya, vaya... Es una de las prácticas más importantes en la labor de una farmacia: aconsejar a los pacientes en lo referente a tratamientos y medicación.
Pues bien, hoy me encuentro con una amiga y al fijarme en su muñeca me encuentro con esto...


power balance 1
La pulserita... Ya estamos...

- Pero bueno, ¿tú no sabes que la pulserita esa es el timo de la estampita?
- Joder Javi, la farmacéutica la llevaba y me la ha aconsejado... Dice que le va muy bien y que a ella le funciona...
- ¿Qué le funciona?... ¿Qué le funciona?... ¿Y cuánto te ha costado la pulserita?
- 26 Euros...

¡Coño! -pienso para mí- pues es cierto que le funciona...
Vaya si le funciona...



power balance 2
Y vuelvo al título de esta entrada... ¿En qué se han convertido las farmacias?

Parece ser que han vuelto a los antiguos tiempos de los vendedores ambulantes de pócimas crecepelos y vigorizantes mágicos... Una farmacéutica recomendando la pulserita... Una farmacéutica que, imagino, habrá estudiado algunos años en una Facultad una carrera universitaria.

Pues nada... entras en una farmacia y te quedas alucinado... actualmente, estos locales se han convertido en algo más parecido a un consultorio astrológico y magufo de vidente con velas que a un lugar donde la medicina seria debería imponerse... o al menos la lógica.

Pulseritas, homeopatías, lociones capilares y muchos, muchos productos de belleza... Un supermercado mitad salón de peluquería y mitad bruja Lola... Pues nada, dadle duro... A vender pulseritas y remedios homeopáticos...

Algun día nos darán un buen susto con estas terapias y morirá alguien que debería haber ido a un médico serio... Aunque por otro lado, por fin podremos optar a ganar algun Premio Darwin.

Total, a veces me pregunto si no sería mejor dejar de atacar todas estas magufadas y permitir que la evolución y su despiada selección natural haga el resto...
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Física Cuántica: No es ver para creer sino creer para ver



de Francisco Alcaide Hernández

El domingo hablamos de las 10 claves vitales de Deepak Chopra y ayer sobre las 7 Leyes Espirituales del Éxito. Entre otras cosas, algunas de estas claves y reflexiones están basadas en la Física Cuántica (la física de las posibilidades) que no es fácil de entender porque nuestros paradigmas no están construidos sobre ella.

La Física Cuántica está basada en el poder de los "pensamientos y sentimientos" sobre la realidad. De manera resumida lo que dice es que la realidad exterior no es más que un reflejo de nuestra realidad interior y que, por tanto, no se trata de "ver para creer sino de creer para ver". Pero con una puntualización que bastante gente pasa por alto: la autenticidad; o dicho de otro modo, ese "creer para ver" debe estar basado en "creer lo que uno realmente desea" y no en lo que "aparentemente desea". Ello sólo es posible siendo auténtico o cumpliendo nuestro propósito de vida. De otro modo, no funciona (de ahí que mucha gente diga que "El Secreto" no funciona, porque se le pide cosas que no te pertenecen).

Para entender un poco más sobre su esencia os dejo la ponencia de Deepak Chopra con el título "El poder del pensamiento". Igual que comentamos ayer, son 7 videos (una hora aproximada de duración) pero que conviene ver. Si no tienes tiempo, déjalo para otro momento pero no dejes de verlo.
son 7 videos.
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Zapatos: dejan huella en nuestra salud




El calzado ha de ser cómodo, funcional y con un tacón de no más de cuatro centímetros. Caminar con comodidad y cuidar la columna, evitar lumbalgias y artrosis vertebrales, los objetivos
Ni el corazón, ni el cerebro: en cuanto a mecánica, el elemento más complejo del cuerpo humano es el pie. O lo que es lo mismo, una excelsa obra de ingeniería compuesta por 26 huesos, 33 articulaciones, 19 músculos y más de 100 tendones que lo convierten en un todoterreno capaz de adaptarse a cualquier superficie que pise y de recorrer miles de kilómetros a lo largo de nuestra vida. Al cabo del día, una persona da de media entre 8.000 y 10.000 pasos, lo que en un año supone más de 3 millones de pasos. Pues bien, la forma en que se den esos pasos reviste su importancia para la salud. Porque más allá de servir para que nos movamos de un lugar a otro, los pies soportan el peso del cuerpo y lo hacen de tal modo que constituyen su principal punto de apoyo. Nadie podría discutir, llegados aquí, que los pies merecen un poco más de atención de la que reciben, y no sólo en verano, para poder lucir sandalias o chancletas, sino todo el año.


  • Última actualización: 12 de marzo de 2010

Tacones lejanos y poco saludables

La Asociación Española de Medicina y Cirugía del Pie asegura que un 70% de la población padece en nuestro país alguna enfermedad podal, pronóstico que amplían los laboratorios Cinfa, que calculan que el 85% de los españoles sufren al menos una vez en la vida problemas en los pies. Un calzado adecuado es el primer paso para evitarlos.
Dejamos a veces que la mera estética, el seguir los patrones de la moda y el precio competitivo pesen demasiado en la compra del calzado, y arrinconamos dos aspectos esenciales, muy obvios: funcionalidad, esto es, que sirvan para el propósito pensado, porque no es lo mismo un zapato de lluvia que uno para buen tiempo; y comodidad, que sean fáciles de llevar y no hagan daño.
Rozaduras, uñeros, juanetes y callosidades son las repercusiones más comunes y visibles de calzar un zapato inadecuado. Pero no sólo sufren los pies: columna, cadera, rodillas y articulaciones padecen tanto o más que los pies las consecuencias de utilizar calzado muy ajustado, pequeño, con tacones elevados o de mala calidad.
Se aconseja dedicar tiempo suficiente a la compra del calzado, pensar en la función que se le va a asignar (deporte, ocio, trabajo, vida urbana, fiesta, verano) y no comprar simplemente el que más nos atraiga en un primer momento. Hay que tener en cuenta, al menos, estas cuatro cuestiones objetivas: calidad del material, flexibilidad del empeine, comodidad del uso y altura del tacón, si lo tiene. 'Me encantan los tacones, me siento más segura y más atractiva con ellos'. Sí, el zapato, además de su función primaria cumple otras funciones, de carácter estético y simbólico, si bien casi lo mismo puede decirse de buena parte de los artículos de consumo.
Se predica de los tacones altos que estilizan la figura y trasmiten sensualidad; además, no es que siempre acaben volviendo a ponerse de moda, sino que nunca dejan de estarlo. El problema es que todo lo que puedan tener de bonitos lo tienen de inicialmente incómodos y poco saludables. A dominarlos, e incluso a llevarlos con estilo, se aprende con la insistencia y con el paso de los años.
Pero no hay tacón alto que no perjudique la salud de quien lo calza con frecuencia. Veamos por qué. La parte delantera del pie y, sobre todo, el talón soportan el peso del cuerpo, y con el uso de tacones elevamos la altura del talón, con lo que la distribución del peso cambia: cuanto más alto es el tacón, más se carga la zona delantera. De modo que con tacones de diez o más centímetros, casi todo el peso del cuerpo se ejerce sobre los dedos del pie, lo que acabará causando problemas a las usuarias.
Además, es frecuente que el zapato de tacón alto sea abierto y de empeine bajo, lo que hace que muchas mujeres elijan una talla más pequeña de la habitual con el fin de que 'no baile' el pie. El zapato se fija mejor, sin duda, pero al encontrarse tan prieto aumenta la presión que reciben los pies. Esta irregular distribución de los esfuerzos del pie origina, además, una sobrecarga en el antepié, a lo que hay que añadir uñeros, juanetes y dolores en la planta del pie.
Pero, de todos modos, el perjuicio más grave causado por los zapatos de mucho tacón es que rodillas y caderas se articulan en semiflexión y cuando se intenta mantener estática la columna se produce una fuerte lordosis (excesiva curvatura del cuerpo) que derivará con el paso de tiempo en lumbalgias y artrosis vertebrales. Tampoco en el otro extremo, los zapatos del todo planos, está la solución. Las hoy casi imprescindibles bailarinas o francesitas propician calambres, dolores musculares y contracturas por su nula elevación sobre el suelo.

Los zapatos fetén

Además de reparar en el precio y en el diseño, hay que tomar en consideración el tacón del calzado elegido, en realidad, basta con asegurarse de que tiene entre 2 y 4 centímetros, y que, si lo vamos a usar con cierta frecuencia o durante muchas horas, no supere los 6 centímetros. La horma es otro de los elementos clave del zapato, ya que es la horma la que debe adaptarse a la forma del pie y no al revés. Si el pie no entra con facilidad en el zapato, zapatilla o bota, hay que descartar su compra porque aunque acabe cediendo con el uso, la adaptación la hará a costa del pie y presionando determinados puntos del zapato que acabarán por deformarlo.
La suela y el contrafuerte, situados en la parte posterior del zapato, también han de tenerse en cuenta antes de elegir un calzado u otro. La suela será resistente pero flexible, para permitir el correcto movimiento de todas las articulaciones del pie. El cuero y el caucho sintético son los materiales más adecuados para las suelas del zapato. El contrafuerte ha de fabricarse con un material menos flexible, para que sujete bien el talón y proporcione la altura justa: por debajo de la articulación del tobillo. De lo contrario, el pie se moverá con dificultad y las articulaciones se resentirán.
¿Y son importantes los cordones? Pues sí, son convenientes, así como trabillas, lazadas o hebillas en el empeine porque, además de sujetar mejor el pie, se adaptan con mayor facilidad a los distintos tipos de pie. No atemos los cordones muy fuerte, ya que se presiona en exceso al pie y ello puede dificultar la circulación de la sangre. Pero sepamos también que un exceso de holgura al atarlos hace que, de modo inconsciente, tendamos a sujetar el zapato con los dedos y sobrecarguemos así la parte delantera del pie.
Más allá de estas recomendaciones, cada pie es diferente. Como lo son las actividades que se efectúan a lo largo de la jornada: estar en casa, andar, pasear con buen ritmo, correr otros deportes que requieren un calzado concreto. Los podólogos pueden ayudar a quienes necesitan un tratamiento mediante plantillas de corrección. En realidad, al igual que a lo largo del año nos revisamos la vista o los dientes, es conveniente acudir a un centro en el que un podóogo aconseje sobre el tipo de calzado más adecuado para nuestros pies y nuestras diversas actividades con el fin de prevenir, eliminar o tratar posibles trastornos.
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De tiendas, mejor al final del día

Es después de acumular toda la actividad de una jornada cuando el pie se encuentra más dilatado, con mayor volumen. Y es por ello que las horas finales del día son las más adecuadas para probarnos los zapatos en la tienda. Conviene hacerlo con el tipo de calcetín o media con que se van a usar. Es muy normal que un pie sea más grande que el otro, y por ello hay que probarse los dos zapatos y no uno solo como acostumbramos a hacer. Conviene empezar por el pie más grande y caminar un poco con el nuevo zapatato calzado en él.
Si el dedo gordo roza la puntera o aprieta en algún punto, descartemos el modelo y pidamos otro. Pero si el talón queda bien calzado, el dedo gordo no se monta en los demás y hay al menos un centímetro de separación entre éste y la costura del interior del zapato, ese modelo habrá superado la prueba ergonómica.

Diabéticos: zapatos para altos riesgos

Quienes padecen problemas circulatorios, como la diabetes, deben extremar el cuidado de sus pies y elegir con mucho criterio sus zapatos. La razón es que son propensos a sufrir problemas en los pies debido a que algunas complicaciones de esta enfermedad ocasionan daños en vasos sanguíneos y nervios que, a su vez, pueden propiciar una disminución de la sensibilidad a la presión o a los traumatismos en los pies, por lo que una lesión puede pasar inadvertida hasta que se convierta en infección grave.
Se recomienda que los diabéticos utilicen zapatos que protejan bien los pies, para evitar heridas o cortes que puedan complicarse. Revisar el interior de los zapatos en busca de áreas ásperas, piedras pequeñas o partes desprendidas que puedan causar erosión es un hábito que deben seguir. Y elegir siempre modelos cómodos que se ajusten bien al pie. A evitar: sandalias de tiras o con costuras duras que puedan causar puntos de presión. Por la misma razón, mejor cambiar de zapatos cada 5 horas de uso, para equilibrar las zonas sobre las que se ejerce presión.
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Calzado infantil

Los pies de los niños precisan especial cuidado y atención para asegurar un crecimiento adecuado, prevenir lesiones y reducir el riesgo de malformaciones futuras. Además, un buen calzado contribuye a que la estructura ósea se mantenga equilibrada cuando lleguen a adultos. Los padres no saben si el zapato es de la talla adecuada cuando el niño aún no habla, y su pie crece de 7 a 8 milímetros cada tres meses. Si el niño se quita el zapato con frecuencia o llora a menudo cuando los lleva puestos, señal de que le incomoda.
Se puede comprobar si tiene en sus pies marcas de calcetines, costuras u hebillas, o rojeces en la piel por presiones inadecuadas. Si fuera el caso, habría que cambiar de zapatitos o zapatillas. No siempre es fiable guiarse por las tallas, ya que varían de una marca a otra e, incluso, entre estilos de calzado.

Pies, ¿para qué os qiuero?

Son los grandes olvidados del cuerpo humano. No se cuidan como se merecen y, por si fuera poco, en ocasiones los martirizamos con un calzado inadecuado. Los problemas más comunes que sufren nuestros pies son, según el tipo de calzado, los que siguen:
  • Bailarinas y zapatos extra planos:Tienen suelas finas y flexibles que no proporcionan el soporte adecuado para el pie ni amortiguan eficazmente el impacto de las pisadas. Su uso frecuente puede producir dolor en el tendón de Aquiles, contracturas, calambres y dolor en el arco plantar y en el talón. Es aconsejable no emplear este calzado para caminar mucho: mejor calzar un zapato con tacón de entre 2 y 4 cm. No está de más incorporar plantillas específicas para absorber el impacto de la pisada.
  • Zapatos puntiagudos: La puntera estrecha oprime los dedos, con el riesgo de que se monten unos sobre otros. La opresión empuja los bordes de las uñas hacia el interior de la piel y así aparecen la uñas encarnadas o uñeros. A la larga, esa presión genera una protuberancia ósea, el dedo de martillo. Los zapatos en punta menos dañinos son aquellos cuya puntera deja espacio para que los dedos se muevan con facilidad. Para evitar las uñas encarnadas éstas deben mantenerse cortas y con con el borde bien limado.
  • Tacones altos: Dolor en las plantas de los pies, en los dedos, juanetes, callosidades, problemas lumbares... Los zapatos de tacón alto causan muchos e importantes problemas. Con su uso elevamos la altura del talón, con lo que la distribución del peso cambia; cuanto más alto es el tacón, más se carga la zona delantera y más absorbe esta zona la presión de la pisada. Si además son tacones finos, impiden que la pisada sea firme y propician torceduras en el tobillo y caídas, porque el tacón se introduce más fácil en el pavimento. Lo mejor es que no superen los 4 cm, pero si no nos resistimos a llevarlos, que no superen los 6-8 cm, no los usemos a menudo e intentemos utilizar una almohadilla de gel o silicona para aliviar la presión en la planta.
  • Plataformas: Aunque por su apariencia pueda parecer lo contrario, este tipo de suela no está preparada para absorber los impactos de la pisada, de manera que provocará dolor en rodillas, cadera y zona lumbar. Si se opta por usarlas, conviene elegir unas plataformas no muy altas y que tengan un buen sistema de fijación (hebillas y tiras alrededor del talón).
  • Zapatillas deportivas: Están diseñadas para hacer deporte y son adecuadas para este uso, pero no para otros. Si se abusa de las deportivas, los pies se someten a un excesivo calor y humedad, lo que causa hipersudoración que, a su vez, puede desencadenar la aparición de hongos e infecciones. Conviene alternar diferentes tipos de calzado y utilizar calcetines de fibras naturales.
  • Chanclas o sandalias de dedo: Su inconveniente es que apenas amortiguan el impacto debido a que sus suelas son blandas, carecen de tacón y el el pie no está sujeto. Pueden ocasionar torceduras de tobillo, rozaduras y ampollas en los espacios entre dedos. Otro problema es que la piel de los talones se seca, se muere y aumenta la presencia de callos en esa zona. Para evitar su aparición, conviene utilizar las confeccionadas con material suave y una suela rígida y consistente.

    -ENLACE DIRECTO A INFOGRAFIA de CONSUMER :

    ¿Qué condiciones debe reunir un buen calzado?




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    Ellos miran por ti, mira tú por ellos



    No sólo la piel, también los ojos sufren los estragos del sol: unas gafas de sol homologadas, con protección ultravioleta y filtro solar ayuda a combatirlos
    Es la única parte de nuestro cuerpo que no necesita crema solar y no se broncea. Sin embargo, es más sensible al sol que cualquier otra. Las radiaciones solares, mejor dicho, sus efectos, pueden causar a nuestros ojos patologías irreversibles. La razón es que los ojos son veinte veces más sensibles a los rayos solares que la piel. Y, a diferencia de ésta, los ojos no producen melanina, por lo que es menor su capacidad natural de protegerse frente a la radiación del sol. Cierto es que son muchas las personas que utilizan gafas de sol habitualmente, pero el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos asegura que tan sólo un 4% de la población española es consciente de los daños que el sol puede provocar en los ojos, lo que hace que se adquieran numerosos pares de gafas que no cumplen con los estándares de calidad necesarios para evitar los problemas de una sobreexposición solar. Porque no sirve cualquiera. Las gafas deben estar homologadas y cumplir unos estándares mínimos de calidad. Algo que aún no tenemos muy claro, ya que se estima que de cada tres pares de gafas de sol vendidas en España durante el año pasado uno no superaba los criterios de calidad exigibles. Aunque anualmente se vendan en nuestro país unos 28 millones de pares de gafas, el problema es que con frecuencia se elige los modelos de moda, los más baratos o los que más se piensa que favorecen estéticamente y se desprecia criterios esenciales, como la calidad del producto y los riesgos que supone usar unas gafas inadecuadas o de deficiente calidad.



      Gafas de mala calidad: los riesgos

      Conjuntivitis, dolores intensos de cabeza, lesiones en los párpados,cataratas prematuras, quemaduras en la córnea y pérdida de visión son los problemas que pueden causar el uso continuado de gafas de sol de calidad deficiente. La Organización Mundial de Salud (OMS) establece que la radiación ultravioleta que reciben los ojos tras unas gafas inadecuadas, unida al deterioro de la capa de ozono atmosférica, causará en los próximos años un gran incremento de las cataratas, factor a su vez desencadenante de 17,5 millones de casos de ceguera anuales y otras anomalías relacionadas con la salud visual y ocular.
      Las gafas que se regalan con la compra de una revista, las adquiridas a última hora en un puesto ambulante en el paseo marítimo o el mercadillo, en tiendas de "todo a un euro" o en bazares chinos no son las gafas de sol que nuestros ojos se merecen. Los expertos en salud de CONSUMER EROSKI recomiendan que, al igual que hemos incorporado el uso del protector solar a nuestra rutina cotidiana de los días soleados, ha llegado el momento de prestar más atención a nuestros ojos. Ni el precio ni los caprichosos dictados de la moda deben ser los fundamentales criterios a tener en cuenta en el momento de elegir y comprar unas gafas de sol. Nos va la vista en ello.

      Las gafas malas engañan al ojo

      Las radiaciones ultravioleta son las más dañinas para los ojos y están siempre presentes, incluso con tiempo nublado
      El ojo humano es un órgano tan frágil como valioso: más del 80% de la información que recibimos nos llega a través de los ojos. Ahora bien, en este conjunto vienen también las radiaciones solares y una prolongada exposición frente a ellas sin la protección adecuada puede causar graves problemas oculares. Hay tres tipos de radiaciones solares, y cada uno produce lesiones distintas en las diversas partes que componen el ojo. Las radiaciones ultravioleta (UV), las más dañinas y siempre presentes (se encuentran en la atmósfera, incluso con tiempo nublado), son responsables del envejecimiento prematuro del ojo, de las alteraciones en la córnea y de los daños en la conjuntiva. Los rayos infrarrojos causan la sensación de calor, al tiempo que queman. El ojo, por su composición acuosa, absorbe los infrarrojos con el riesgo de que la córnea se recaliente y llegue a quemarse. Y, por último, se entiende por radiaciones visibles la cantidad de luz natural que percibimos y que sin la protección adecuada pueden dañar la retina.
      La diferencia fundamental entre unas gafas de sol sin la debida homologación y las que sí la tienen es que las primeras sólo filtran los rayos visibles, y no la radiación ultravioleta. De esta manera, engañan al ojo: la pupila se dilata más al detectar menos cantidad de luz, pero en el ojo entra una mayor cantidad de radiación ultravioleta e infrarroja perjudicial, con lo que se incrementa el riesgo de lesiones oculares. El problema es que la radiación solar se almacena en el cristalino y no se elimina. Los ojos tienen capital solar, es decir, el efecto de las radiaciones es acumulativo.

      Ojo con las lesiones oculares

      De motero, de surfista, de aviador, las más fashion... las gafas de sol representan toda una expresión de estilo. No hay problema alguno en ello, pero si lo hay cuando el fabricante crea un complemento estético que carece de garantías y no cumple con esos estándares de calidad que convierten a las gafas en un elemento de protección para nuestros ojos. Esa falta de protección es, precisamente, la responsable de un número cada vez mayor de dolencias oculares, muchas de ellas graves. Dolores intensos de cabeza, conjuntivitis y fotofobias anormales (intolerancia y temor a la luz) se deben a la utilización de gafas de sol de mala calidad, con lentes que no disponen de los filtros adecuados para evitar el paso de la radiación ultravioleta a los ojos y de las distorsiones anómalas de la imagen.
      Además, las gafas de calidad deficiente acostumbran a tener las lentes talladas irregularmente, por lo que los usuarios pueden ponerse, sin ser conscientes de ello, gafas de sol con una pequeña graduación y sufrir horas después dolores de cabeza por este motivo. Otra de las consecuencias más importantes de la falta de fotoprotección ocular es la aparición de cataratas prematuras, primera causa de ceguera en el mundo, que se produce cuando el cristalino- la lente natural que permite la formación de la imagen sobre la retina- se vuelve opaco debido a la agresión permanente de la radiación solar.
      La degeneración macular, enfermedad que afecta al centro de la retina y cuya aparición está relacionada con la acción de las radiaciones solares, es otra de las lesiones oculares que cualquiera puede sufrir si no se protege los ojos correctamente. Menos grave que la anterior dolencia pero igual de molesta es la conjuntivitis(inflamación de la conjuntiva) motivada por la exposición de los ojos al sol, así como la queratitis (inflamación de la córnea), el enturbiamiento del humor acuoso del ojo, las lesiones degenerativas en la piel de los párpados, las diferentes formas de retinopatías, o la molesta y continua sensación de tener arenilla en los ojos.

      Mirar por la calidad de las gafas

      La normativa comunitaria de 1997 (EN 1836) recoge una serie de estándares que han de cumplir las gafas antes de salir al mercado. En primer lugar, deben superar las pruebas de laboratorio, desde las mecánicas, como valorar las posibilidades de que se deforme la montura, hasta mediciones con un espectrofotómetro que analiza la capacidad de filtrar la luz visible y los rayos ultravioleta. Tras superar estos controles, consiguen la 'marca CE', criterio de calidad mínimo, aunque algunas gafas de mercadillos y bazares lucen esta marca sin haber superado los controles de calidad. Por eso, nos debemos fijar además en que esta homologación CE se acompañe de una etiqueta adicional -normalmente enganchada a la patilla en la que también se dan las instrucciones de limpieza y conservación- donde el fabricante o el importador se responsabilicen de que el artículo cumple las garantías europeas.
      Además de la certificación CE, hay que fijarse que en el etiquetado o pegatina colocada en la lente se faciliten ciertas informaciones como elfiltro solar, la normativa que cumple o si protege o no contra los rayos ultravioleta (UV). Porque, así como las cremas solares tienen distintos factores de protección en función de cada tipo de piel, también hay diferentes filtros para las lentes solares con distinta numeración de acuerdo a las necesidades de cada usuario. Estos filtros van del 0 al 4, a mayor luminosidad solar del ambiente, más alto deberá ser el filtro de la lente.
      En la elección del filtro solar, el color del propio ojo también influye y los usuarios con ojos azules son los que más precauciones deben tomar
      El cero se utiliza para lugares de poca luz, para el invierno o para cielos muy encapotados. Las gafas de filtro cero absorben un 20% de la luz solar. El filtro 1 es el más apropiado para espacios con baja luminosidad solar: ciudades con luz y sol moderado, ya que estas lentes absorben hasta un 56% de la radiación. El filtro 2 se utiliza para lugares con una luminosidad media, incluidos los inviernos muy luminosos. Es idóneo para actividades deportivas como correr, o andar en bicicleta y son, junto con las lentes de filtro 3, las gafas más vendidas. El filtro 3 es adecuado para entornos con una gran luminosidad solar, como la existente en un día soleado en la playa o el campo y absorbe hasta un 90% de la luz. Por último, el filtro 4 está diseñado para gafas de sol que se utilicen en deportes de alta montaña, superior a 3.000 metros, o acuáticos. Su capacidad de absorción solar, que llega hasta el 97%, las convierte en inadecuadas para la conducción de automóviles, ya que en un túnel o zona sombreada limitaría excesivamente la visión. En la elección del filtro solar, el color del propio ojo también influye. Los usuarios que más precauciones deben tomar son los de ojos azules, y tras ellos los de ojos verdes y, finalmente, las de los ojos marrones y más oscuros.

      Las hay baratas y buenas

      El precio puede ser indicativo de la calidad, y de hecho las gafas más caras acostumbran ser de buena calidad, pero, y he aquí la clave, las hay baratas y de calidad satisfactoria. Un análisis comparativo de la revista CONSUMER EROSKI publicado el pasado verano, y en el que se estudiaron 20 gafas cuyos precios iban desde 12,90 hasta 286 euros, comprobó que todas cumplían con las exigentes pruebas de la norma europea EN 1836:2006 que regula la calidad de las gafas de sol. Esto es, las veinte filtraban la radiación ultravioleta casi por completo, eran aptas para conducir y superaban las pruebas de resistencia. Los especialistas en óptica pueden argumentar que en gafas con tanta diferencia en el precio las diferencias no se reflejan en la protección solar, sino en calidad y nitidez de la visión. Parece muy probable que sea así, pero lo cierto es que lo relevante en materia sanitaria es la protección ante los rayos solares, la salud de los ojos.

      Los "peques" corren más peligro

      Los niños pueden sufrir problemas en los párpados o en los lagrimales como consecuencia de la exposición solar, pero son quienes menos utilizan las gafas de sol. Debemos convencer a los niños de que se pongan las gafas de sol en verano, a veces incluso en la sombra, ya que superficies como la arena y el agua reflejan la luz solar. Y procurarles las gafas adecuadas, -obviamente las de mala calidad, y qué decir de las de juguete y similares, quedan descartadas- y hay que acostumbrarles desde muy pequeños a llevarlas. El criterio a seguir en la elección de gafas infantiles es el mismo que para los adultos, con la salvedad de que conviene comprar las más cerradas por los laterales para asegurarnos de que no entre la luz. Las más apropiadas para los pequeños son las que, en lugar de sujetarse con patillas, incorporan una goma ajustable a la cabeza. De esta manera se evita que se caigan y se rompan mientras corren y juegan. Decirles que les sientan bien y les hacen más guapos o mayores, y comprarles unas que les gusten y les resulten cómodas es comenzar con buen pie.

      Elegir bien las gafas de sol

      No sirve cualquier par de gafas de sol. Los expertos en salud de CONSUMER EROSKI proponen una serie de consejos para acertar en la compra:
      • Establecimiento. Hay que acudir a establecimientos especializados como ópticas o farmacias, en los que contaremos con el asesoramiento de profesionales. De todos modos, muchas tiendas de moda venden gafas de sol con protección solar adecuada.
      • Material. Las lentes deben ser de cristal u orgánicas, y nunca de plástico. En las lentes orgánicas es más sencillo introducir sustancias absorbentes de los rayos UV, mientras que las lentes de cristal deben incluir filtros especiales, que se colocan por encima del cristal.
      • El color. Los colores más aconsejables son el gris, por ser el más neutro, el que menos distorsiona las tonalidades; y el marrón, porque mejora los contrastes y ofrece una protección mayor.
      • Filtro. Hay que establecer el filtro en función del ambiente en el que se vayan a usar preferentemente esas gafas. Los filtros solares de las gafas van del 0 al 4.
      • El tamaño. Conviene seleccionar modelos que protejan los ojos en su totalidad entre la montura y el cristal, y no solamente contra los rayos que llegan frontalmente, sino también contra los laterales.
      • Homologadas. Las gafas de sol deben lucir el sello CE que asegura que cumple con la normativa de la Unión Europea. Pero deben cumplir asimismo el estándar europeo sobre gafas de sol EN 1836:1997, especificar el número de filtro solar que incorpora la lente y aclarar si protegen o no contra la acción de los rayos ultravioleta (UV).
      • Cuándo usarlas. El riesgo de lesiones oculares causadas por la luz solar es mayor entre las 10:00h y las 16:00 horas, ya que es la franja horaria en la que mayor penetración tiene los rayos solares.


        -Enlace a INFOGRAFI de CONSUMER sobre Gafas de Sol

        Infografía: Gafas de sol



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        El suicidio: un problema de salud a tener en cuenta


        Es lo que reflejan recientes cifras sobre mortalidad en España. El suicidio se está convirtiendo en un problema de salud con graves implicaciones. De hecho, en el 2008 murieron ya más personas a causa de un suicidio (3.421) que a causa de un accidente de tráfico (3.021).
        Estas cifras, que empiezan a ser alarmantes, deberán poner en marcha de manera urgente un plan de prevención a nivel nacional similar al que se ha llevado a cabo con el tráfico, tal y como ha referido Julio Bobes, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica.
        En España hay cada año unas 40.000 tentativas de suicidio, de las cuales casi 3.500 acaban en muerte. Las causas desencadenantes del suicidio no está claras y son múltiples y variadas, desde la genética hasta elementos ambientales externos. Sin embargo, los focos sociales más permeables al suicidio, estadísticamente, son los jóvenes y los ancianos.
        Otra clave fundamental es que más del 50 % de los suicidas habían pasado por consulta el mes anterior. María Jesús Cerecedo, de la Sociedad Española de Médicos de Familia y Comunitaria, refirió lo siguiente a propósito de esta estadística:

        Somos la puerta de entrada de las personas con ideas suicidas. Algo está fallando. Seguramente nos hace falta más formación y más tiempo por paciente para detectarlas.
        A nivel internacional, el suicidio es la undécima causa de muerte en Estados Unidos, por ejemplo. Contra los tópicos y las modas, como que en los países nórdicos la tasa de suicidios en mayor (Suecia ya ni siquiera se encuentra entre los 20 primeros), cabe advertir que el país donde más gente se suicida es Lituania, donde en 2003 se produjeron nada menos que 42 suicidios por cada 100.000 habitantes.
        Es decir, que murieron por esta causa 1.500 habitantes. Esto supone 6 veces más suicidios que en Gran Bretaña y 5 veces más que Estados Unidos. Tampoco se conoce la razón de que se produzca este fenómeno tan masivo en Lituania y en general en todos los estados bálticos u otros antiguos miembros de la Unión Soviética.
        La mayoría de los suicidas son hombres, excepto en China y el sur de la India, donde las mujeres jóvenes ganan por goleada mortal a los hombres. En el mundo hay un suicidio cada 40 segundos: mueren más personas por esta causa que por conflictos bélicos.
        Las estadísticas sí que han establecido algo claro: la mayoría de los suicidios se producen los lunes por la mañana. ¿Adivináis la razón?
        Vía | El Periódico
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        s2t2 -¿Nos dan miedo los mensajes disuasorios de las cajetillas de tabaco?


        Los mensajes que intentan inculcarnos el miedo para que dejemos de fumar con cada vez más explícitos en las cajetillas de tabaco: FUMAR MATA, por ejemplo.
        A partir de mayo o junio del 2011, según anunció Trinidad Jiménez, la ministra de Sanidad española, será obligatorio que las tabacaleras incluyan obligatoriamente pictogramas disuasivos de fumar en los paquetes de cigarrillos.
        Pero ¿estas medidas tiene algún efecto en el fumador o en fumador potencial?
        La respuesta que arrojan diversos estudios es que probablemente ninguno.
        Por ejemplo, echemos un vistazo a los experimentos sobre el temor realizados por el psicólogo social Howard Levanthal en los años 1960. La idea era convencer, a través del miedo, a que los estudiantes del último año de carrera de la universidad de Yale se pusieran la vacuna antitetánica.
        Emplearon una estrategia similar a la que hoy podemos ver en los paquetes de tabaco: se les entregó a todos ilustrados folletos de 7 páginas en los que se explicaban los peligros del tétanos y la importancia de la inyección. Pero se entregaron dos clases de folletos.
        En el primero, los folletos reflejaban un temor alto a la enfermedad, incluyendo imágenes tremendistas de un niño con una infección de tétanos, víctimas con catéteres urinarios y cosas similares. En el segundo, el tono empleado para describir los riesgos del virus era menos amedrentador y no tenía fotografías.
        A través de cuestionarios se descubrió lo evidente: los alumnos que habían recibido el folleto versión gore estaban más concienciados acerca de los peligros del tétanos. Sin embargo, a la hora de contabilizar los alumnos que finalmente acudían a vacunarse en el edificio del campus habilitado para ello… los resultados fueron sorprendentes: un mes después de repartir los folletos la tasa de alumnos que fue a vacunarse apenas superaba el 3 %, y no había diferencia entre los alumnos que habían leído el folleto gore y el folleto más formal.
        Finalmente, descubrieron lo que provocó que la tasa de vacunación aumentara significativamente a repartir esos folletos (el 28 %). No se trataba de poner mensajes apocalípticos ni fotografías explícitas de dolor y sufrimiento. Simplemente bastó con incluir en el folleto un sencillo mapa que indicara donde estaba el edificio de vacunación.
        Lo interesante de esta cuestión es que los alumnos de último año de Yale sabían perfectamente dónde estaba el edificio de vacunación. No era necesario que nadie se lo explicara con un mapa. Pero el mapa obraba sicológicamente de una forma que no conseguía una fotografía terrorífica:
        Los estudiantes necesitaban saber cómo encajar el asunto del tétanos en sus vidas, y la información adicional que implicaban aquel mapita y los horarios en que se realizaba la vacunación hizo que el folleto pasara de ser una lección abstracta sobre riesgo sanitario (una lección más dentro del conjunto de incontables lecciones académicas que habían recibido a lo largo de su carrera universitaria) a convertirse en un consejo médico práctico y personal. Así que, en cuanto el consejo se vio como algo práctico y personal, tuvo éxito.
        Basta echar un vistazo a otro curioso experimento para comprobar que el riesgo no es un factor disuasorio importante y que educar sobre ellos podría tener un efecto casi nulo. W. Kip Viscusi, economista de la Universidad de Harvard, solicitó a un grupo de fumadores que calculasen cuántos años vivirían de menos debido a su hábito de fumar.
        El grupo de fumadores estimó que unos 9 años de media. Pues buen, la respuesta correcta es algo como 6 o 7 años. Es decir, que si alguien fuma no es porque calcule por lo bajo los riesgos que entraña este hábito. Fuma aunque sobrestime los riesgos.
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