Hace ya algunos años, en un banco americano en el que trabajaba como gestor de fondos, tuve un jefe de operaciones que todas las mañanas, antes del inicio de la reunión de apertura, mientras el resto tomábamos un café para despejarnos, él se comía un sándwich de queso y salmón ahumado, con una pinta de cerveza negra. Esta costumbre la había adquirido cuando estuvo destinado en Londres. Lo que más nos sorprendía a mis compañeros y a mí, era la cerveza, pues nos parecía demasiado temprano para beber, y porque no volvía a tomar nada de alcohol el resto del día.
En una ocasión que viajamos juntos para dar una conferencia le pregunté acerca de su desayuno, y su respuesta fue muy parecida a la siguiente:
“Realmente tomo el sándwich para que no parezca demasiado extraño (que lo parecía) el tomar sólo la cerveza. Realmente no me gusta excesivamente, pero este pequeño ritual me calma los nervios para empezar la jornada, y me hace tener la mente más lúcida. Llevo muchos años haciéndolo, y mientras los resultados no cambien, seguiré muchos años más”.
Y puedo asegurar que sus resultados eran buenos. Tan buenos que nadie nunca cuestionó lo que tomara antes de la jornada.
Les cuento esto, porque hace unos días leí un interesante análisis del psiquiatra neoyorkino Jeffrey P. Kahn, en el que defendía la importancia que la cerveza ha tenido para la humanidad. Cuando terminé el artículo que a continuación les resumiré, esbocé una ligera sonrisa, y volvía a recordar a aquel jefe de operaciones que necesitaba una cerveza negra todas las mañanas, para decidir qué hacer con las acciones de Bank of America o de Procter & Gamble.
Jeffrey P. Kahn dice así:
Los seres humanos son animales sociales. Pero igual de importante, estamos obligados socialmente también.
Cinco instintos sociales básicos dieron estructura y fuerza a nuestros rebaños primitivos. Nos mantenían con seguridad codependiente con nuestros compañeros de clan, nos asignaron un rango en la jerarquía, se aseguraron de que todos hicieron nuestros quehaceres, nos desalentaron de ofender a otros, y nos eliminaron de esta bobina social cuando se convirtieron en un lastre para los recursos compartidos.
Así, nuestros antepasados podían cooperar, prosperar, multiplicarse - y pasar su ADN a las generaciones posteriores.
Pero después, esos instintos sociales que nos mantienen en vida, no se prestan fácilmente a la exploración, a la expresión artística, al romance, a la inventiva y a la experimentación - las otras unidades humanas que hacen animada una civilización.
Para liberarlos, necesitábamos algo que suprimiera los rígidos códigos sociales que mantenían nuestros clanes sanos y salvos. Necesitábamos algo que, en ocasiones, nos dejara romper con nuestro imperativo biológico de manada - o por lo menos que suprimiera nuestra angustia cuando lo hiciéramos.
Necesitábamos cerveza.
Por suerte, de vez en cuando nuestros antepasados, al igual que otros animales, disfrutaban de ella a través de fruta fermentada o grano. Cómo este descubrimiento accidental se convirtió en el primer barril de cerveza, por supuesto, sigue siendo desconocido, pero quizás fue como hace 10.000 años.
La teoría actual dice que el grano fue domesticado por primera vez para la comida. Pero desde la década de 1950, muchos investigadores han encontrado evidencias circunstanciales que apoyan la idea de que algunos seres humanos tempranos cultivaron y almacenaron grano para la cerveza, incluso antes de que se cultivara para el pan.
Brian Hayden y sus colegas de la Universidad Simon Fraser en Canadá, ofrecen un nuevo apoyo para esta teoría en un artículo publicado este mes en la Revista de Teoría y Método Arqueológico. Examinando posibles herramientas de elaboración de cerveza en los restos arqueológicos de la cultura Natufian en el Mediterráneo Oriental, el equipo concluyó que "la fabricación de cerveza era un aspecto importante del ocio y de la sociedad en el Epipaleolítico tardío".
Los estudios antropológicos en México sugieren una conclusión similar: allí, la hierba ancestral del maíz moderno, teosinte, era muy adecuada para la fabricación de cerveza - pero era mucho menos para hacer harina de maíz para tortillas o pan. Tardaron generaciones de agricultores mexicanos en domesticar este tipo de maíz, que luego se convirtió en un elemento básico de la dieta local.
Una vez que los efectos de estas primeras cervezas fueron descubiertos, el valor de la cerveza (así como del vino y otras bebidas fermentadas) debió haber sido evidente inmediatamente. Con la ayuda de la nueva bebida psicofarmacológica, los seres humanos podrían calmar la angustia de desafiar a los instintos de la manada. Las conversaciones alrededor de la fogata, sin duda, adquirieron una nueva dimensión: la dolorosa timidez, la angustia, se sofocaron de pronto. Ahora podían decir lo que pensaban.
Pero el alcohol habría tenido otros efectos de largo alcance, como la reducción de los fuertes instintos gregarios para mantener una estructura social rígida. Con el tiempo, los seres humanos se hicieron más abiertos en sus pensamientos, así como más colaborativos y creativos.
La evidencia sugiere que estas cervezas o vinos tempranos se consideraron también ayudas en la deliberación. En Alemania y Persia hace mucho tiempo, las decisiones colectivas del Estado se tomaban después de haber bebido, aunque se hacía una doble comprobación cuanto estaban sobrios. En otros lugares, lo hacían al revés.
Se pensaba que la cerveza era tan importante en muchas civilizaciones pasadas que el Código de Urukagina, a menudo citado como el primer código legal, a menudo se prescribía como una unidad central de pago y de penitencia.
Parte de la virtud de la cerveza en la antigüedad era que su contenido de alcohol habría sido muy limitado. La investigación ha demostrado, que la destilación de alcohol a concentraciones más altas se dio aproximadamente hace 2.000 años.
Hoy en día, muchas personas beben demasiado, porque están por encima de la media de ansiedad o pánico social. Pero emborracharse, por desgracia, sólo complica el problema: puede conducir a comportamientos incivilizados y dañan el cuerpo con el tiempo. Pero merece la pena destacar el papel que la cerveza tuvo en el desarrollo de la civilización humana. Como dijo supuestamente el siempre racional Ben Franklin: "La cerveza es la prueba viviente de que Dios nos ama y quiere que seamos felices."
Se denomina cerveza (del celtolatín cerevisĭa ) a una bebida alcohólica, no destilada, de sabor amargo que se fabrica con granos de cebada u otros cereales ...
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